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Tu perro, tu confidente

Vivir con un perro te cambia la vida. 
No solo es una gran responsabilidad, sino que es una fuente inagotable de enseñanza y bienestar. Haber compartido gran parte de mi vida con animales me ha hecho inmensamente feliz, pero además me ha aportado innumerables beneficios.

Cada día es una aventura y no hay un solo instante en el que estando con ellos me sienta sola. 
La de cosas que me enseñaron..Me enseñaron el valor del compromiso y de la reciprocidad. Aprendí el valor de la lealtad, y el amor incondicional. Me enseñaron a ser paciente, a no enfadarme, pero sobre todo a pedir perdón y a perdonar, ellos lo hacían constantemente pasando por alto miles de fallos que tenía y sigo teniendo…
Me enseñaron a disfrutar cada momento, como ellos, de cada paseo, de cada lanzamiento de palo, de cada pedazo de comida, que lo disfrutan como si fuera el último. No sé si hablar en pasado o en presente, porque esa capacidad también la tienen, la de estar sin estar.
Adoro su orden dentro del desorden, son felices con lo mucho o poco que tienen y saben disfrutarlo.

Y me alucina su capacidad para hacerme sentir única e irremplazable, concluyendo, me han enseñado a amar con intensidad y de manera incondicional.
No soy yo quien lo dice, es la ciencia la que estima que compartir la vida con un perro te hace más feliz…

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